Leandro Fernández de Moratín
Hasta
mediados de siglo, la producción escénica española siguió la técnica barroca,
pero a partir de este momento el clasicismo francés sería el molo preferido.
El resultado
fue de una notable mediocridad; sólo la obra de Leandro Fernández de Moratín
(1760-1828) alcanza un alto nivel de corrección, aunque carece de intensidad.
Admirador e imitador devoto de Molière, de quien tradujo algunas obras, Moratín
preconizó un tiempo de comedia que deja al descubierto los vicios y errores de
la sociedad, para conseguir con ello que triunfe la verdad y la virtud; los
asuntos de sus comedias se reducen pues, en general, a temas de orden moral.
El sí
de las niñas, La comedia nueva y El café son sus obras más importantes.
La
primera, la mejor comedia del neoclasicismo español, plantea el tema de la
libertad de elección en el matrimonio y de la necesaria igualdad entre los
cónyuges.
En la
segunda, censura las comedias que a finales del siglo XVIII representaban la
última degeneración del teatro barroco.
Al teatro de Moratín le falta viveza y le
sobren elementos moralizadores, pero la técnica depurada y la elegancia del
estilo lo hacen digno de ser tenido en cuenta.
OBRAS:
·
El viejo y la niña
·
El sí de las niñas
·
La comedia nueva
·
El café
Vicente García de la Huerta
(Zafra, España, 1734-Madrid, 1787) Dramaturgo
español. Bajo la protección del duque de Alba, ingresó en la Academia Española
y en la de San Fernando, pero fue encarcelado en Orán debido a los sarcasmos
que dirigió contra el conde de Aranda. Más tarde fue desterrado a Granada y
sufrió siete nuevos años de presidio, tras lo cual se trasladó a Madrid, donde
pasó estrecheces económicas. Su primera y más destacada obra, Raquel, estrenada
en Barcelona en 1775, está considerada como la mejor muestra del teatro neoclásico
español. Publicó también Agamenón vengado, adaptación de la Electra de
Sófocles, y tradujo a Voltaire. Editor de una poco acertada antología del
teatro español en 16 volúmenes (Teatro español, 1785-1786), se le reprochó su
supuesta falta de formación intelectual. A pesar de su escasa obra poética,
parte de la crítica considera a García de la Huerta un destacado precursor del
romanticismo español, debido a la fuerza de carácter que imprimió a sus
personajes, algo alejados ya de la normativa clasicista.
OBRAS:
·
Lisi desdeñosa
·
Raquel
·
La fe triunfante del amor y cetro
·
Agamenón vengado
Ramón de la Cruz
(Madrid, 1731- id., 1794) Dramaturgo
español. Tras unos inicios como traductor (Metastasio, Racine, Shakespeare,
Voltaire, Beaumarchais), marcados por la fidelidad a los preceptos neoclásicos,
y la composición de algunas zarzuelas (Las segadoras de Vallecas, 1768; Las
foncarraleras, 1772), cultivó el sainete, género que perfeccionó: La
pradera de san Isidro o el Rastro por la mañana, El fandango del candil,
Las tertulias de Madrid. Publicó, en 10 volúmenes, Teatro o colección
de sainetes y demás obras de don Ramón de la Cruz (1786-1791).
No
se tienen muchos datos sobre su vida. El "Don" de su nombre no es un
"Don" social o universitario. Se lo impusieron sus padres, junto a
otros nombres como Ramón, Francisco e Ignacio. Y así figura en su partida de
bautismo, un caso único en la historia de la Iglesia Católica en España. Se
sabe que a los trece años vivía en Ceuta, ciudad donde su padre
desempeñaba un empleo administrativo, y ya componía décimas. A los quince años
un amigo suyo publicó en Madrid sin nombre un Diálogo cómico suyo. En
1759 estaba empleado en la administración de prisiones y se casó al año
siguiente con Doña Margarita Beatriz Magán Melo de Bargas, que le daría al
menos cinco hijos, uno de los cuales (Antonio Ramón de la Cruz Cano y Olmedilla ) sería futuro
comandante general de la artillería española en la batalla
de Bailén.
Estudió humanidades y gozó de la protección del duque de Alba, quien acostumbraba
a llevarlo en sus viajes, y de la condesa de Benavente, para cuyo teatro
privado compuso varios sainetes, así como de su
hija, la duquesa de Osuna. En la Academia
de la Arcadia
tenía el nombre de Lariso Dianeo.
Durante
su juventud escribió tragedias y comedias en las que imitó singularmente a Pietro
Metastasio,
Jean
Racine
y Voltaire. Tradujo también
obras de estos autores y produjo una versión de Hamlet de Shakespeare a través de la
adaptación francesa de Jean-François
Ducis.
También adaptó algunos textos del teatro clásico español, como Andrómeda y
Perseo de Calderón e Ifigenia
de José
de Cañizares.
Por último se consagró al sainete popular con gran
éxito, de los que produjo más de trescientos, lo que le atrajo la hostilidad de
los estilistas del Neoclasicismo, partidarios de un
arte más idealizado y educativo. Por ejemplo, de Casimiro
Gómez Ortega,
que publicó sobre él un Examen imparcial de la zarzuela intitulada "Las
labradoras de Murcia" e incidentalmente de todas las obras del mismo autor
(1769). Muy probablemente esta animadversión se debía a los favores con que le
distinguió el Ayuntamiento de Madrid, que le permitieron ejercer un gran
dominio sobre la vida teatral de la Corte, hasta el punto de que llegó a ser el
verdadero director de los teatros madrileños de la Cruz y del Príncipe, cuya
programación estaba en sus manos, recibió, además, muchos honores y
distinciones públicas; su apogeo se produce en el año 1773, cuando cae el
gobierno del Conde de Aranda, protector de la
estética neoclásica.
El
propio Ramón de la Cruz intentó reunir su obra, que publicó en una colección
incompleta de diez tomos (1786-1791). Escribió un total de 542 obras, entre
dramas, sainetes y zarzuelas. Y fue uno de los mejores amigos del pintor
Francisco de Goya y Lucientes. Enfermo de pulmonía en 1793, logró sanar, pero
no recobró completamente la salud y tuvo tres recaídas; muriendo de la última
que tuvo.
OBRA
·
La
pradera de San Isidro
·
El
poeta aburrido
·
El
fantasma del lugar
·
La
competencia de graciosos
·
Hospital
de la moda
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